Hace unos días, el presidente Trump anunció a su tercera candidata a la Corte Suprema en otros tantos años, Amy Coney Barrett, presionando para llenar rápidamente el puesto que quedó vacío tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg hace apenas una semana.

Si bien es trabajo del presidente nominar a un juez, y del Senado examinarlo y confirmarlo, también es el diseño de nuestra democracia que el pueblo estadounidense elija al presidente y a los miembros del Senado que desempeñan esas funciones.

La votación ya está en marcha en esta elección crucial y, como le expresó la jueza Ginsburg a su nieta antes de su muerte, la nominación del próximo juez de la Corte Suprema debe ser realizada por el próximo presidente. En cambio, el presidente Trump está avanzando apresuradamente en un proceso que sólo creará más polarización y división, y dañará la credibilidad de la Corte.

Aún puede comunicarse con sus senadores e informarles que el proceso de confirmación no debería avanzar hasta después del día de la inauguración en 2021.

La decisión de quién ocupará un puesto vitalicio en el tribunal más alto de nuestra nación es de vital importancia para todos nosotros, y el Senado de los Estados Unidos tiene la responsabilidad de examinar con todo detalle a cualquiera que busque ese puesto, ya sea Amy Coney Barrett o cualquier otra persona. . Éste no es un proceso que deba realizarse apresuradamente para obtener beneficios políticos.

La jueza Ginsburg deja un legado de integridad, pensamiento jurídico disciplinado y la convicción de que nuestra Constitución existe para proteger los derechos de todos. La próxima jueza asociada que ocupe su puesto debería compartir ese compromiso de acercarnos a la nación de iguales que aspiramos a ser.

No importa cómo avance este proceso de confirmación, nuestro trabajo colectivo por la justicia debe continuar y continuará. Cada uno de nosotros tiene la oportunidad y la responsabilidad de seguir comprometidos y luchar por la sociedad justa en la que creemos.

Una forma de hacerlo ahora es asegurarse de que usted y todos sus conocidos tengan un plan para votar para que se escuche su voz.

Y con su apoyo, GLAD nunca dejará de luchar para garantizar que se cumpla la promesa de nuestra Constitución de igualdad de justicia ante la ley para todos.